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Modelos de Gestión Forestal

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1.            Modelo tipo genérico de gestión forestal: Contenido

Un modelo tipo de gestión forestal, tal como lo concibe la Ley de Montes, define las actuaciones a llevar a cabo sobre la masa forestal en función de las circunstancias generales del territorio, las características de dicha masa y el objetivo que se quiera alcanzar. Para ello, es importante conocer los condicionantes de la estación donde se encuentra la masa y las características intrínsecas de la masa, sin olvidar en todo momento del objetivo y destino de los productos (en el caso de masas productivas).

Todo modelo tipo de gestión forestal debe ser sostenible en el tiempo y en el espacio, esto es, capaz de mantener la biodiversidad, productividad, capacidad de regeneración (según objetivo), viabilidad y capacidad de satisfacer (actualmente y en el futuro) las funciones ecológicas, sociales y económicas de la masa. Además, debe tenerse en cuenta que los sistemas forestales cumplen una multifuncionalidad y cualquier modelo tipo de gestión forestal que se establezca debe seguir dando respuesta a dicho uso múltiple del territorio gestionado.

 

Compendiando todos los modelos de gestión selvícola y los modelos tipo de gestión forestal recopilados, una propuesta de contenido genérico de un modelo tipo de gestión forestal podría incluir los siguientes apartados:

  1. Especie de aplicación.
  2. Ámbito (distribución geográfica).

La selvicultura para una misma especie es diferente en las distintas zonas geográficas en las que se desarrolla, dado que las condiciones estacionales influyen en el desarrollo de las masas, longevidad, respuesta ante las distintas intervenciones, etc.

  1. Calidades de estación.

La calidad de estación es un factor fundamental a la hora de establecer el modelo de selvicultura de una especie. La calidad de estación define la potencialidad productiva de una especie en una estación determinada. Existen distintos métodos para estimar la calidad de estación, y uno de los más empleados es la relación entre la altura dominante y la edad de la masa, ya que el crecimiento en altura dominante depende de la calidad de estación y se ve poco modificado por la selvicultura aplicada. Mejores calidades de estación permiten mayores producciones y, por tanto, selviculturas más intensivas.

  1. Objetivo de la gestión.

El objetivo de las masas es determinante a la hora de definir la gestión forestal selvícola ya que dependiendo del objetivo (social, ambiental, económico, etc.) se establecerá una selvicultura dirigida a un fin u otro.

La selvicultura dirigida a la conservación es aquella cuyo fin no es producción propiamente dicha (madera, pastos, etc.), sino que la obtención de productos se deriva como consecuencia de los tratamientos y cortas orientados al fomento y protección de especies, de hábitats o de paisajes. La selvicultura va más enfocada al alargamiento del turno o edad de madurez, la aplicación de tratamientos intermedios de intensidad baja o moderada, cortas de regeneración en pequeñas superficies (en función de los temperamentos de las especies y de las condiciones estacionales), con eliminación parcial de la cubierta arbórea, y con periodos de regeneración prolongados, así como el fomento de especies acompañantes, entre otras actuaciones.

Si la selvicultura tiene como objetivo la producción, el modelo de gestión selvícola varía en función de las características de la especie, de las condiciones de la estación y del tipo y destino de la producción; el destino puede ser madera para biomasa, para trituración, para sierra o multidestino según el tipo de intervención a realizar y los medios a emplear. La selvicultura con este objetivo, en líneas generales, se caracteriza por turnos ajustados al objetivo de producción fijado (turno tecnológico, turno económico o de máxima renta en especie) aunque generalmente más cortos que ee la selvicultura de conservación, tratamientos selvícolas de intensidad moderada a alta y extensión tendiendo a grande de las cortas de regeneración, y eliminación con tendencia a intensa de la cubierta siempre en función del temperamento de la especie y de las características estacionales, por supuesto.

En sistemas forestales arbolados degradados por incendios, vendavales, por cortas abusivas u otros factores se debe definir una selvicultura dirigida a la restauración de dichas masas dañadas.

También existen selviculturas dirigidas a la integración paisajística de las repoblaciones forestales, de producción micológica, preventiva de incendios o de paliación del cambio climático.

  1. Origen de la masa y densidades

Las masas pueden tener como origen la regeneración natural de semilla (brinzales), regeneración por brote de cepa o raíz (chirpiales) o artificial por plantación. Este aspecto cobra importancia fundamentalmente en las masas artificiales porque se parte de densidades muy inferiores a las de las masas naturales.

Si su origen es la regeneración natural (semilla) lo habitual es que se presenten altas densidades iniciales, al igual que en el caso de rebrote de cepa, debiendo ser necesarios a edades tempranas clareos o selección de brotes.

  1. Forma fundamental de la masa (monte alto, medio o bajo) y nivel de conservación.

La forma fundamental de la masa lo determina el origen de ésta: monte alto cuando procede de semilla (brinzal); monte bajo, el que procede de brote de cepa o raíz (chirpial); o monte medio (una parte del vuelo procede de semilla y otra de brote de cepa o raíz). El modelo de selvicultura debe permitir elegir la forma de regeneración en aquellas especies que tengan capacidad de brotar de cepa o de raíz, incluida la conversión entre diferentes formas fundamentales.

Si se han producidos catástrofes naturales (incendios, vendavales, etc.) o un uso abusivo de las masas, éstas sufren una degradación que condiciona la selvicultura ya que probablemente el objetivo será que la masa alcance mayores madurez y cobertura.

  1. Forma principal de la masa (regular, semirregular o irregular)

La distribución de las clases artificiales de edad de la masa clasifica las masas en regulares (al menos el 90% de los pies que componen la masa pertenecen a una clase de edad), irregulares (al menos el 90% de los pies pertenecen a dos clases de edad cíclicamente continuas) y coetáneas (al menos el 90% de los pies tienen la misma edad individual) (Madrigal, 1994).

La forma principal de la masa marca la selvicultura a llevar a cabo, puesto que serán las intervenciones de regeneración en cuantía y duración las que determinen finalmente qué forma principal de masa se consigue. La selvicultura en algunos casos tiene como objetivo la transformación o cambio de la forma principal de masa de regular a irregular o a la inversa.

  1. Mantenimiento de las masas (abonados y tratamientos culturales)

Su necesidad o no dependerá del temperamento de la especie, del ámbito, calidad de la estación, especies acompañantes y, principalmente, del objetivo de la masa. En determinados casos de masas artificiales se recomiendan desbroces o abonados en los primeros años.

El modelo selvícola puede definir la necesidad o no de tratamientos culturales (podas, selección de brotes, rozas, desbroces o binas), el momento de dichas actuaciones y cómo llevarlas a cabo (de modo químico, mecanizado, manual o semimecanizado). Además, en algunos de los modelos se establece la posibilidad de abonados ya sean en el momento de implantación o del desarrollo.

Las podas quedan definidas por:

  • Edad a la que se lleva a cabo la poda o la altura dominante en el momento de la poda y si se llevan a cabo junto con otras intervenciones (los clareos o claras).
  • Tipo de poda: baja hasta 2-3 m de altura o alta hasta 5-6 m.
  • Número de pies sobre el que se realiza la actuación, es decir, si sobre todos los pies (normalmente en podas bajas) o pies de porvenir (normalmente en claras altas).

En masas de monte bajo se llevan a cabo labores de selección de brote, en las que el modelo selvícola debe definir en su caso, la edad y el número de brotes a dejar en cada intervención.

  1. Tratamientos selvícolas intermedios.
    • Clareos: la descripción del clareo debe abarcar los siguientes puntos:
    • Edad de la masa a la que se lleva a cabo (o altura dominante de la masa).
    • Tipo de clareo, sistemático o selectivo, definiendo en el caso de repoblaciones el modo de actuación, tanto entre líneas de plantación como en las propias líneas de plantación, abriendo calles para la futura saca, etc.
    • Si se realiza poda o no al mismo tiempo.
    • La densidad inicial de la masa y la densidad final a la que se quiere llegar tras la actuación (intensidad) y el volumen u otros parámetros dasométricos a extraer.
    • Si se lleva a cabo o no selección de pies de porvenir (indicando su cuantía).
    • Claras:
    • Número de claras.
    • Edad de la actuación (o altura dominante de cada clara) y/o rotación de las claras (tiempo que transcurre entre claras).
    • Tipología de las claras en cuanto a la clase de pies que afecta la clara (por lo bajo, mixtas, altas, sistemáticas, selectivas) y el peso de éstas (débiles, moderadas o fuertes).
    • Selección de pies de porvenir o no.
    • Intensidad de la extracción en porcentaje del número de pies o del área basimétrica, u otros parámetros de la masa, definiendo la densidad antes y después de la clara, así como los volúmenes de extracción.
  2. Cortas principales o de regeneración:
    • Turno o edad de madurez de la masa.
    • Método de cortas: cortas a hecho en uno o dos tiempos, aclareo sucesivo uniforme o por bosquetes o por fajas, entresaca, etc.
    • Descripción de las cortas:
    • Edad de la masa a la que se lleva a cabo la corta final o las fases de cortas en los aclareos sucesivos.
    • Intensidad de la corta, densidad antes y después de la actuación y volumen extraído en cada intervención.
    • Reserva o no de árboles semilleros.

Resulta evidente que no todos los modelos tipo que se aprueben por parte de los órganos competentes de las comunidades autónomas van a dar la misma relevancia y contenido a cada uno de estos apartados, e incluso a menudo alguno será innecesario. Sin embargo, como esquema general en el cual deberían encajar todos los modelos, puede servir.

Como puede observarse, los modelos selvícolas definidos en Galicia cumplen las recomendaciones establecidas en este apartado para la elaboración de un modelo de gestión selvícola genérico, pudiendo aplicarse los modelos selvícolas definidos por el Diario Oficial de Galicia en ámbitos geográficos con condiciones similares.

Aunque la forma de presentar los datos de los modelos aprobados por el Principado de Asturias es diferente a esta propuesta de modelo genérico, en la práctica se cubren todos los apartados del mismo en ellos, por lo que encajan perfectamente uno y otro.

2.            Ejemplo de elaboración de un modelo tipo a partir de la información disponible

Se propone, a continuación, un ejemplo de Modelo de selvicultura, para el pino silvestre en la zona del Sorbe - Bornova (situada en el norte de Guadalajara).

  1. Justificación

Las cabeceras del Sorbe y Bornova se localizan en la provincia de Guadalajara, abarcando, los municipios de cabecera de estos dos ríos tributarios del Henares, y que son Cantalojas, Campisábalos, Somolinos, Galve de Sorbe, Condemios de Arriba, Condemios de Abajo, Albendiego, Prádena de Atienza, Atienza, Valverde de los Arroyos, La Huerce, El Ordial y Bustares (Guadalajara)

El pino silvestre en la zona de la cabecera del Sorbe y del Bornova ocupa una extensión de 18.947,21 ha, de las que 11.205,47 ha de bosques de origen natural y 7.741,74 ha de repoblación.

 

 
   

Mapa 2‑1. Distribución de pino silvestre en la cabecera de los ríos Sorbe y Bornova

Podría pensarse que la proximidad de estas masas arbóreas de pino silvestre a las de Somosierra o Guadarrama permitiría establecer un modelo de selvicultura similar a los que se hubieran desarrollado para ese ámbito, basados fundamentalmente en las tablas de producción de masas naturales o artificiales de la especie (Rojo A., Montero G., 1996; M. del Río, E. López, G. Montero, 2006), pero las condiciones climáticas de la zona difieren de las del Guadarrama o Somosierra, con inviernos mucho más rigurosos, temperaturas más bajas, veranos algo más cortos y precipitaciones ligeramente inferiores. Los gráficos y datos que a continuación se presentan, ponen de manifiesto el diferente clima de ambas zonas:

 

Variable

ENE

FEB

MAR

ABR

MAY

JUN

JUL

AGO

SEP

OCT

NOV

DIC

Anual

Temperatura

0,26

0,76

2,33

4,57

8,61

12,69

16,52

16,28

13,05

8,12

2,93

0,41

7,21

Precipitación

85,5

95,24

65,85

72,49

81,72

64,67

26,57

19,96

45,83

63,13

103,62

75,93

800,5

Tabla 2‑1. Datos climáticos medios mensuales para Condemios de Arriba, 1960 - 1980

Variable

ENE

FEB

MAR

ABR

MAY

JUN

JUL

AGO

SEP

OCT

NOV

DIC

Anual

Temperatura

2,46

3,07

4,64

6,82

11,12

15,43

19,47

19,23

15,77

10,29

5,14

2,28

9,64

Precipitación

89,35

84,97

76,72

70,06

79,25

55,65

21,16

16,64

54,27

89,84

104,52

82,72

825,2

Tabla 2‑2. Datos climáticos medios mensuales para el monte de Valsaín a 1.300 m de altitud, 1960 - 1980

   
   
   
   

Gráfico 2‑1. Diagramas bioclimáticos de Montero de Burgos para Condemios de Arriba y el monte de Valsaín a 1.300 m, periodo 1960 – 1980, bajo las 4 hipótesis de cálculo de capacidad de retención de agua y escorrentía

 

 

Hipótesis

w=0%

w=30%

Constantes

CR=100

CR=0

CR=100

CR=0

Estación

IBP

IBF

CRT

IBL

IBS

IBC

IBL

IBS

IBC

IBL

IBS

IBC

IBL

IBS

IBC

Condemios de Arriba

6,05

-6,75

-

2,71

-0,07

0,08

1,38

-0,09

0,1

1,33

-0,33

0,38

0,51

-0,33

0,38

Valsaín 1300 m

9,26

-4,12

-

4,18

-0,20

0,24

2,41

-0,33

0,41

2,29

-0,59

0,68

1,16

-0,59

0,68

Tabla 2‑3. Valores de las constantes y coeficientes bioclimáticos para Condemios de Arriba y el monte de Valsaín a los 1.300 m de altitud, periodo 1960 - 1980

Gráfico 2‑2. Variación, según las diferentes hipótesis de las variables bioclimáticas en Condemios de Arriba y el monte de Valsaín, periodo 1960 - 1980

Desde el punto de vista de la naturaleza geológica del sustrato, la sierra de Guadarrama presenta granitos o gneises, fundamentalmente, mientras que la zona de las cabeceras del Sorbe y Bornova se sostiene sobre pizarras, grauvacas y gneises.

Aunque el comportamiento de la especie en ambas zonas es similar, la intensidad de frío (IBF), la productividad potencial neta (IBL), la intensidad de la sequía (IBS) y la recuperación de ésta (IBC) son diferentes en las dos zonas, siendo la intensidad de frío mayor en la zona del Sorbe – Bornova, mayor productividad (por mayores temperaturas) en el Guadarrama, pero con mayor parada vegetativa por sequía y más inversión de recursos en recuperarse de ésta por parte de la vegetación en el Guadarrama que en Guadalajara.

Esta evidente menor productividad observada sobre el terreno llevó en su momento al Servicio de Montes de Guadalajara a proponer, durante la ordenación de los montes de U.P. números 4, 7, 14, 20, 21, 22 y 23, (situados en Albendiego, Condemios de Arriba, Condemios de Abajo, Campisábalos, Galve de Sorbe y Cantalojas) a la elaboración de unas tablas de producción, inéditas hasta ahora, propias para estas masas de pino silvestre, fundamentalmente de origen natural. Dichas Tablas de producción fueron elaboradas por FAB Consultores, S.L., durante el año 2000 y sus resultados fueron los siguientes (en las tablas, la calidad se establece como la altura dominante, Ho, a los 90 años; Ho es la altura dominante y Hm la altura media de la masa, ambas en metros; N es la densidad, en ud/ha; G es el área basimétrica, en m2/ha; y V es el volumen por hectárea, en m3/ha):

Calidad

Edad

(años)

Ho

(m)

Hm

(m)

N

(ud/ha)

Dg

(cm)

G

(m2/ha)

V

(m3/ha)

 

11

20

2,3

1,8

7.540,3

5,9

20,95

79,4

11

30

4,2

3,6

5.794,4

7,8

27,78

101,1

11

40

6,1

5,4

4.302,0

10,0

33,90

129,8

11

50

7,6

6,9

3.295,5

12,1

37,96

155,7

11

60

8,9

8,1

2.579,7

14,2

40,81

179,4

11

70

9,8

9,0

2.116,8

16,0

42,38

195,9

11

80

10,5

9,7

1.784,5

17,6

43,34

208,6

11

90

11,0

10,2

1.545,7

19,0

43,85

217,2

11

100

11,4

10,5

1.360,6

20,3

44,15

223,9

11

110

11,6

10,7

1.230,1

21,4

44,16

226,7

11

120

11,8

10,9

1.117,3

22,4

44,16

229,5

11

130

12,0

11,1

1.018,9

23,5

44,17

232,3

11

140

12,0

11,1

953,8

24,2

43,96

231,6

Tabla 2‑4. Tabla de producción para el pino silvestre en el Sorbe – Bornova, calidad 11

Calidad

Edad

(años)

Ho

(m)

Hm

(m)

N

(ud/ha)

Dg

(cm)

G

(m2/ha)

V

(m3/ha)

 

14

20

2,9

2,3

7.156,2

6,4

22,97

85,3

14

30

5,4

4,8

5.150,4

8,8

31,55

118,2

14

40

7,7

7,0

3.659,1

11,5

38,21

157,5

14

50

9,7

8,9

2.664,2

14,3

42,69

195,6

14

60

11,3

10,4

2.027,7

16,9

45,35

226,8

14

70

12,5

11,6

1.616,5

19,2

46,78

249,7

14

80

13,4

12,5

1.336,6

21,3

47,49

266,1

14

90

14,0

13,1

1.145,2

23,0

47,71

276,1

14

100

14,5

13,5

997,1

24,7

47,78

284,0

14

110

14,8

13,8

889,9

26,1

47,63

287,9

14

120

15,0

14,0

806,0

27,4

47,41

289,8

14

130

15,2

14,2

733,5

28,6

47,21

291,9

14

140

15,3

14,3

676,8

29,7

46,95

292,1

Tabla 2‑5. Tabla de producción para el pino silvestre en el Sorbe – Bornova, calidad 14

Calidad

Edad

(años)

Ho

(m)

Hm

(m)

N

(ud/ha)

Dg

(cm)

G

(m2/ha)

V

(m3/ha)

 

17

20

3,5

2,9

6.800,8

6,8

24,97

91,9

17

30

6,5

5,8

4.649,9

9,8

34,84

136,0

17

40

9,1

8,3

3.207,9

12,9

41,64

184,4

17

50

11,8

10,9

2.198,3

16,5

46,76

239,3

17

60

13,7

12,8

1.635,6

19,6

49,14

277,8

17

70

15,1

14,1

1.285,3

22,3

50,22

304,8

17

80

16,2

15,2

1.046,9

24,8

50,68

324,7

17

90

17,0

15,9

882,3

27,1

50,73

337,9

17

100

17,6

16,5

762,0

29,1

50,58

346,7

17

110

18,0

16,9

673,5

30,8

50,28

351,4

17

120

18,3

17,2

603,8

32,5

49,95

354,2

17

130

18,5

17,4

548,6

33,9

49,58

355,2

17

140

18,6

17,5

505,0

35,2

49,19

354,5

Tabla 2‑6. Tabla de producción para el pino silvestre en el Sorbe – Bornova, calidad 17

Calidad

Edad

(años)

Ho

(m)

Hm

(m)

N

(ud/ha)

Dg

(cm)

G

(m2/ha)

V

(m3/ha)

 

20

20

4,1

3,5

6.471,2

7,3

26,95

99,2

20

30

7,7

7,0

4.182,8

10,8

38,22

157,5

20

40

11,1

10,3

2.695,2

14,7

46,04

226,3

20

50

13,9

13,0

1.844,8

18,6

50,29

286,0

20

60

16,1

15,1

1.347,1

22,2

52,34

331,6

20

70

17,8

16,7

1.038,5

25,5

53,18

364,6

20

80

19,1

18,0

836,0

28,5

53,38

387,7

20

90

20,0

18,8

700,6

31,1

53,16

401,6

20

100

20,7

19,5

601,2

33,4

52,82

411,1

20

110

21,1

19,9

531,2

35,4

52,32

414,5

20

120

21,5

20,3

472,5

37,4

51,87

418,1

20

130

21,7

20,5

428,9

39,1

51,37

418,0

20

140

21,9

20,7

391,2

40,7

50,93

418,1

Tabla 2‑7. Tabla de producción para el pino silvestre en el Sorbe – Bornova, calidad 20

Calidad

Edad

(años)

Ho

(m)

Hm

(m)

N

(ud/ha)

Dg

(cm)

G

(m2/ha)

V

(m3/ha)

 

23

20

4,7

4,1

6.164,9

7,7

28,91

107,2

23

30

8,9

8,1

3.782,7

11,8

41,41

181,1

23

40

12,7

11,8

2.368,6

16,3

49,20

262,4

23

50

16,0

15,0

1.570,1

20,8

53,38

335,2

23

60

18,6

17,5

1.120,8

25,0

55,18

389,9

23

70

20,5

19,3

856,5

28,8

55,66

426,3

23

80

22,0

20,8

682,9

32,2

55,60

452,4

23

90

23,0

21,7

569,7

35,1

55,16

466,8

23

100

23,8

22,5

486,4

37,8

54,64

476,8

23

110

24,3

23,0

426,9

40,1

54,02

480,8

23

120

24,7

23,4

379,8

42,3

53,43

483,0

23

130

25,0

23,7

342,2

44,3

52,86

483,6

23

140

25,2

23,9

312,0

46,2

52,31

482,5

Tabla 2‑8. Tabla de producción para el pino silvestre en el Sorbe – Bornova, calidad 23

La comparación entre las calidades para la especie en la Sierra de Guadarrama (líneas continuas) y en las cabeceras del Sorbe – Bornova (líneas discontinuas) pone de manifiesto las diferencias entre ambas estaciones, siendo las masas de Guadarrama de más calidad y producividad que las de Guadalajara:

Gráfico 2‑3. Comparación de calidades entre las masas de pino silvestre de la Sierra de Guadarrama y las de las cabeceras de los ríos Galve y Bornova (Guadalajara)

Las tablas de producción para pino silvestre para la zona del Galve – Bornova proponen dos regímenes de selvicultura, moderada y fuerte, basadas en la variación del índice de Hart – Becking en cada intervención.

 

  1. Modelos de selvicultura para el pino silvestre en las cabeceras del Sorbe y Bornova

Modelo 1: Pino silvestre en zonas de calidad medias o bajas

  • Especie: Pinus sylvestris.
  • Ámbito: Las cabeceras del Sorbe y Bornova, abarcando los municipios: Cantalojas, Campisábalos, Somolinos, Galve de Sorbe, Condemios de Arriba, Condemios de Abajo, Albendiego, Prádena de Atienza, Atienza, Valverde de los Arroyos, La Huerce, El Ordial y Bustares (provincia de Guadalajara).
  • Calidad de estación: media o baja (calidad de estación 11 y 14; ocasionalmente calidad 17, en función de las condiciones de los mercados forestales destinados a madera o trituración)
  • Objetivo de la gestión: conservación.
  • Origen de la masa: masa natural.
  • Forma fundamental de la masa: monte alto.
  • Forma principal de la masa: masas regulares.
  • Mantenimiento de las masas (abonados y tratamientos culturales): Las podas no tienen demasiado objeto en calidades bajas de poca producción, salvo como podas de penetración en los clareos para facilitar las labores a ejecutar, como interrupción de la continuidad del combustible y, como mucho, en la primera clara sobre arbolado de porvenir.
  • Tratamientos intermedios: Orientados hacia turnos largos, mantenimiento de coberturas y densidades elevadas.
  • Clareo: hacia los 40 años, ó altura dominante entre los 6 y 7 m. Intervención por lo bajo (diámetro medio cuadrático a extraer – dge - del orden del 75% del diámetro medio cuadrático antes de la intervención – dga –) y fuerte (eliminación de más del 30% del área basimétrica inicial). Puede hacerse semisistemático, con apertura de calles de anchura igual a la de un autocargador, en máxima pendiente para terrenos por encima del 35% de pendiente media, separadas entre sí 15 a 20 m. La operación entre calles puede hacerse tanto manual como mecanizada con cabezal procesador. Destino fundamental: trituración para pasta o tablero, o biomasa. En el primer caso, con procesado bien in situ, bien en cargadero para separación de fustes y ramas, con trituración de copas y ramas; en el segundo caso, saca de árbol completo para su trituración en cargadero.
  • Claras: 2 claras (pueden hacerse más), la primera por bajo (dge=0,85·dga) y de peso moderado a fuerte (Ge=0,275·Ga) hacia los 60 años (altura dominante 9 a 11 m); la segunda por bajo con tendencia a mixta (dge=0,9·dga) y de peso moderado a débil (Ge=0,225·Ga), a los 80 a 85 años de edad (10,5 a 13,5 m). Si se han hecho clareos previos, pueden aprovecharse las calles de desembosque de esa operación para estas. En la primera clara, el destino puede ser para trituración o para apeas, postes o cánter; en la segunda es posible que algo se destine a sierra. El tratamiento más recomendable sería manual con extracción por autocargador o skidder, con descope y desrame in situ, con eliminación de restos sobre el terreno; y en su caso, clasificación de productos (cuando el volumen sea elevado en el aprovechamiento) en cargadero.
  • Tratamientos principales: Cortas por Aclareo Sucesivo y Uniforme; no se contempla el aclareo sucesivo por bosquetes, dado el temperamento de la especie, si no es por bosquetes pequeños (de radio inferior a una vez y media la altura dominante de la masa).
  • Corta preparatoria: entre los 110 y 120 años (altura dominante 12 a 14,5 m). Eliminación del orden del 45% de la masa inicial en área basimétrica, actuando sobre arbolado dominado, dañado o moribundo; en segunda opción, por espaciamiento.
  • Corta diseminatoria: entre los 120 y 130 años (altura dominante de 12 a 15 m). Extracción del 50% al 60% de la masa inicial en áre basimétrica, para dejar densidades tras la intervención de 120 a 140 pies por hectárea, del estrato dominante o codominante.
  • Corta aclaratoria final: a partir de los 130 años (altura dominante de 12 a15 m). Extracción casi total de la masa, eliminando el arbolado que estorbe al regenerado conseguido. Pueden dejarse del orden de 20 a 40 árboles dominantes bien espaciados por hectárea.

Los valores dasométricos del modelo selvícola pueden ser del siguiente orden de magnitud, considerando un 100% de ocupación espacial (aérea y subterránea) de la masa (en las tablas N es la densidad de arbolado en ud/ha; dg es el diámetro medio cuadrático, en cm; G es el área basimétrica, en m2/ha; y V es el volumen por hectárea, en m3/ha; el sufijo “a” se refiere a la masa antes de la intervención; el sufijo “e” a la masa extraída en la intervención; y el sufijo “d” a la masa remanente tras la intervención):

Operación

Calidad

Edad

Ho

Masa antes de intervención

Masa extraída

Masas después de intervención

Na

Dga

Ga

Va

Ne

Dge

Ge

Ve

Nd

Dgd

Gd

Vd

Clareo

11

40

6,1

3.063,1

12,0

34,5

131,0

1.797,0

8,99

11,4

43,2

1.266,1

15,3

23,1

87,8

1ª Clara

11

60

8,9

1.266,1

20,0

40,0

177,0

481,9

17

11,0

48,7

784,2

21,7

29,0

128,3

2ª Clara

11

85

10,8

784,2

26,1

41,8

206,8

217,8

23,5

9,4

46,5

566,3

27

32,4

160,3

Preparatoria

11

120

11,8

566,3

30,9

42,4

222,7

205,7

29,3

13,9

73

360,6

31,7

28,5

149,7

Diseminatoria

11

130

12,0

360,6

38,3

41,6

222,7

220,8

36,4

23

123

139,8

41,2

18,6

99,6

Final

11

140

12,0

139,8

60,5

40,3

217,4

               

Clareo

14

40

7,7

2.466,2

14,0

38,2

157,4

1.446,8

10,5

12,6

52

1.019,4

17,9

25,6

105,5

1ª Clara

14

60

11,3

1.019,4

23,2

43,2

218,9

388,0

19,7

11,9

60,2

631,4

25,1

31,3

158,7

2ª Clara

14

80

13,4

631,4

29,9

44,4

253,0

175,4

26,9

9,99

56,9

456,0

31

34,4

196,1

Preparatoria

14

110

14,8

456,0

35,4

44,8

274,5

176,8

33,6

15,7

96,1

279,2

36,4

29,1

178,4

Diseminatoria

14

120

15,0

279,2

44,5

43,4

270,9

154,7

42,3

21,7

135

124,5

47,1

21,7

135,4

Final

14

130

15,2

124,5

65,3

41,7

265,3

               

Tabla 2‑9. Modelos de selvicultura para el pino silvestre en las cabeceras del Sorbe y Bornova. Calidades medias y bajas

 

Modelo 2: Pino silvestre en zonas de calidad altas

  • Especie: Pinus sylvestris.
  • Ámbito: Las cabeceras del Sorbe y Bornova, abarcando los municipios: Cantalojas, Campisábalos, Somolinos, Galve de Sorbe, Condemios de Arriba, Condemios de Abajo, Albendiego, Prádena de Atienza, Atienza, Valverde de los Arroyos, La Huerce, El Ordial y Bustares (provincia de Guadalajara).
  • Calidad de estación: medias o altas (calidad de estación 23 y 20; ocasionalmente calidad 17, en función de las condiciones de los mercados forestales destinados a madera o trituración)
  • Objetivo de la gestión: producción con protección
  • Origen de la masa: masa natural.
  • Forma fundamental de la masa: monte alto.
  • Forma principal de la masa: masas regulares.
  • Mantenimiento de las masas (abonados y tratamientos culturales): las podas de penetración y para disminuir la carga y continuidad de combustible en las primeras edades (clareos) son más convenientes en las mejores calidades; en las primeras claras deberían podarse (poda baja) al menos los árboles de porvenir, y en las mejores calidades, en las segundas claras podrían hacerse podas altas sobre este mismo arbolado.
  • Tratamientos intermedios: Orientados hacia turnos medios o cortos, mantenimiento de coberturas altas, pero densidades medias o bajas.
  • Clareo: hacia los 35 a 40 años, ó altura dominante entre los 9,1 y 10,8 m. Intervención por lo bajo (diámetro medio cuadrático a extraer – dge - del orden del 75% del diámetro medio cuadrático antes de la intervención – dga –) y fuerte (eliminación un tercio del área basimétrica inicial). En este caso, debería hacerse semisistemático, con apertura de calles de anchura igual a la de un autocargador, en máxima pendiente para terrenos por encima del 35% de pendiente media, separadas entre sí 15 a 20 m. La operación entre calles puede hacerse tanto manual como mecanizada con cabezal procesador. Destino fundamental: trituración para pasta o tablero, o biomasa. En el primer caso, con procesado bien in situ, bien en cargadero para separación de fustes y ramas, con trituración de copas y ramas; en el segundo caso, saca de árbol completo para su trituración en cargadero.
  • Claras: 2 claras (pueden hacerse más), la primera por bajo (dge=0,85·dga) y de peso moderado a fuerte (Ge=0,275·Ga) hacia los 50 años hasta los 60 (altura dominante 13,7 a 16 m); la segunda por bajo con tendencia a mixta (dge=0,9·dga) y de peso moderado a débil (Ge=0,225·Ga), a los 70 a 80 años de edad (altura dominante entre 16,2 a 20,5 m). En la primera clara, el destino puede ser para trituración o para apeas, postes o cánter, aunque en las mejores calidades habría que decantarse, caso de poder elegir, hacia los destinos de mayor valor (cánter o postes); en la segunda es posible que un cierto porcentaje pueda destinarse a sierra, sobre todo en calidades altas. El tratamiento más recomendable sería manual con extracción por autocargador o skidder, con descope y desrame in situ, con eliminación de restos sobre el terreno; y cuando el volumen del aprovechamiento sea importante, clasificación de productos en cargadero.
  • Tratamientos principales: Cortas por Aclareo Sucesivo y Uniforme; no se contempla el aclareo sucesivo por bosquetes, dado el temperamento de la especie, si no es por bosquetes pequeños (de radio inferior a una vez y media la altura dominante de la masa); en caso de zonas de gran pendiente, puede optarse por el Aclareo Sucesivo por Fajas, orientadas por curvas de nivel, y saca en sentido de la faja, éstas de anchura inferior a una vez y media la altura dominante de la masa.
  • Corta preparatoria: entre los 90 y 100 años (altura dominante 17,6 a 23 m). Eliminación del orden del 35% de la masa inicial en área basimétrica, actuando sobre arbolado dominado, dañado o moribundo; en segunda opción, por espaciamiento.
  • Corta diseminatoria: entre los 100 y 110 años (altura dominante de 18 a 23,8 m). Extracción del 50% al 55% de la masa inicial en áre basimétrica, para dejar densidades tras la intervención de 100 a 120 pies por hectárea, del estrato dominante o codominante.
  • Corta aclaratoria final: a partir de los 110 años (altura dominante de 18,3 a 24,3 m). Extracción casi total de la masa, eliminando el arbolado que estorbe al regenerado conseguido. Pueden dejarse del orden de 15 a 30 árboles dominantes bien espaciados por hectárea.

Las magnitudes del modelo selvícola pueden ser del siguiente orden, considerando un 100% de ocupación espacial (aérea y subterránea) de la masa:

Operación

Calidad

Edad

Ho

Masa antes de intervención

Masa extraída

Masas después de intervención

Na

Dga

Ga

Va

Ne

Dge

Ge

Ve

Nd

Dgd

Gd

Vd

Clareo

17

40

9,1

2.033,7

16,0

40,9

182,2

1.193,1

12

13,5

60,1

840,6

20,4

27,4

122,1

1ª Clara

17

60

13,7

840,6

26,4

45,9

263,5

320,0

22,4

12,6

72,5

520,6

28,5

33,2

191,0

2ª Clara

17

80

16,2

520,6

33,8

46,8

304,6

144,6

30,4

10,5

68,5

376,0

35

36,2

236,0

Preparatoria

17

100

17,6

376,0

39,7

46,7

324,8

145,8

37,8

16,3

114

230,2

41

30,3

211,1

Diseminatoria

17

110

18,0

230,2

49,9

45,0

321,1

127,5

47,4

22,5

161

102,7

52,8

22,5

160,6

Final

17

120

18,3

102,7

72,8

42,7

312,4

               

Clareo

20

35

9,4

2.681,7

14,1

42,0

189,5

1.573,2

10,6

13,9

62,5

1.108,4

18

28,1

126,9

1ª Clara

20

50

13,9

1.108,4

23,3

47,4

273,2

421,9

19,8

13

75,1

686,5

25,2

34,4

198,1

2ª Clara

20

70

17,8

686,5

30,5

50,2

347,5

190,7

27,4

11,3

78,2

495,8

31,6

38,9

269,3

Preparatoria

20

95

20,4

495,8

36,2

51,0

393,4

192,3

34,4

17,8

138

303,5

37,3

33,1

255,7

Diseminatoria

20

105

20,9

303,5

45,1

48,5

385,5

168,2

42,8

24,2

193

135,4

47,7

24,2

192,8

Final

20

115

21,3

135,4

65,1

45,1

368,8

               

Clareo

23

35

10,8

2.371,8

15,5

44,9

217,9

1.391,4

11,6

14,8

71,9

980,3

19,8

30,1

146,0

1ª Clara

23

50

16,0

980,3

25,5

49,9

317,7

373,1

21,6

13,7

87,4

607,2

27,6

36,2

230,4

2ª Clara

23

70

20,5

607,2

33,2

52,7

406,7

168,7

29,9

11,8

91,5

438,5

34,4

40,8

315,2

Preparatoria

23

90

23,0

438,5

39,2

52,9

450,2

170,1

37,2

18,5

158

268,5

40,4

34,4

292,6

Diseminatoria

23

100

23,8

268,5

48,7

50,1

442,4

148,7

46,3

25

221

119,7

51,6

25,0

221,2

Final

23

110

24,3

119,7

70,1

46,2

420,1

               

Tabla 2‑10. Modelos de selvicultura para el pino silvestre en las cabeceras del Sorbe y Bornova. Calidades altas

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